La posición existencial de la Víctima se desencadena cuando nuestra personalidad se deja guiar por el niño resentido, el niño sobreprotegido y el niño miedoso. Esta posición existencial no da pie al crecimiento de la persona y mucho menos a su madurez, ya que piensa que todo lo que le sucede es culpa del medio ambiente que la rodea, de los demás o de fuerza extraña. No tiene la capacidad de reconocer sus actos y mucho menos de asumir sus consecuencias.
La posición existencial de Salvador se desencadena cuando una persona compra las historietas que le plantea la víctima ya que sólo reflejará o contará la historia desde su punto de vista, con la clara intención de hacer parecer que se le está cometiendo una injusticia y que hay alguien o algo que claramente le quiere ocasionar algún daño o lo quiere perjudicar.
La posición existencial de Victimario es impuesta ya que es creada por la persona que asume el papel de víctima, si una persona no accede a sus caprichos o intenciones automáticamente esta se convertirá en un victimario. Muchas veces, la persona que le cuelgan el papel de victimario, ni él lo sabe.
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